martes, 1 de noviembre de 2011

ÚLTIMOS SUSPIROS

 ¿A dónde se va el objeto de nuestro amor  difunto?
-ANO. Barcelona. Cabeceando como un loro, Gabriel Pelleró dormita y suspira en su silla de ruedas. Hace un par de años se hizo famoso por ser el primer hombre que, pese a sufrir un carcinoma pulmonar, podía respirar utilizando sus testículos que se hinchaban de oxígeo y soplaban monóxido de carbono a través de la uretra. La esposa de Pelleró, al ser consultada por el caso, dijo que si fuera más joven lo mataría mientras hacían el amor; “pero todo nos llega tarde, hasta el amor y la muerte”, agregó la mujer. La fama se eclipsó para Pelleró, nadie volvió a entrevistarlo, sus testículos se hinchan con lentitud, como una gaita escocesa ejecutada por un asmático. El oncólogo que lo ha tratado afirma que su paciente presenta un cuadro de melancolía crónica, la hinchazón de las gónadas de Pelleró no se causa exclusivamente por la respiración sino que, además, suspira con nostalgia, recordando los momentos en que su esposa le dio respiración boca a boca la misma noche que ella falleció por un paro cardíaco, poco antes del último frenesí del himeneo. Todo nos llega tarde, pero llega.

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