viernes, 11 de noviembre de 2011

SALA DE REDACCIÓN

Moriste como los grandes, crucificado.

-ANO. Port Au Prince (sala de redacción). Otra semana espantosa y yo sigo vivo. Nosotros vivimos muriéndonos como monjas que aguardan y apresan a Dios en sus corazones tibios. En Maricales se vino el agua y la tierra y la muerte cobró su cuota inicial. Saladino reencarnó en Khadafi: Se han encontrado poemas del extinto líder libio en las ruinas de maricales. Para la muestra un versículo:
"Alondra emplumada con perfumes rebeldes,
¿En dónde estará mi turquita de cara pequeñota?
Sólo Alá lo sabe,
me matan Alá,
me matan
y esta noche seré un ala 
de Alá"
Alá como murciélago. Alá abondonó al líder y a Saladino no lo dejó vencer a Austria. Así es esta vida de mierda y asó seguirá siendo. Yo no sé en qué momento se volvió tan insoportable toda esta plasta de boñiga que consiste en mis días. Ahora resulta que para ser anti sistema hay que marchar y dar abrazos y besos a los policías. ¡Eah! Me voy a las guerrillas sudamericanas, no por una causa, sino porque quiero que me maten. Moriré rociado de Napalm y seré el trofeo de los más gruesos y avaros dirigentes feudales. Siempre cierro los ojos con la ilusión de que al abrirlos no quede más que un desierto lleno de cadáveres insepultos. Pero la tierra solo tiembla y Haití agoniza pero no se muere. ¿Hasta cuándo, papá lindo, hasta cuándo? ¿Será que en esta Navidad si me das el regalito de tu trueno rabioso?


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