jueves, 21 de julio de 2011

ANGEL ENDIABLADO


ANO- París. Hace trece años Pantani conquistó, en el tour de Francia en bicicleta, el cerro de Galibier y con ello se coronó campeón del evento celebrado en 1998.  Seis años después se suicidó en Rimini. En medio, vivió escándalos de dopaje y decidió morirse de a poco, consumiendo coca. Si se le hubieran caído los dientes a Marco Pantani, sería uno de los hombres que suelen vender billetes de loterías en cualquier ciudad sudamericana, un hombre que en cualquier momento sacará un revolver y matará al cliente que quiera buscar fortuna, diciéndole: “Acá tienes lo tuyo”. No hubo tiempo para vender loterías y, además, nació en un lugar tan prepotente como Italia. Pero tuvo lo suyo (y no fue ese triunfo del 98 en el que venció al alemán Ulrich, quien tiritaba de frío como si hubiese sido escupido por escarcha celeste): las soledades en las que recordó sus instantes de gloria fatua. Se habla de Pantani y su espectro porque hoy ascienden los ciclistas de la grande bouclé 2011, impotentes por el uso prolongado del sillín de la bicicleta, Galibier.

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