martes, 9 de agosto de 2011

EL PÚGIL Y EL PAYASO

-ANO. Ciudad de Panamá. Pintarrajearse la cara: Con el maquillaje que se aplica frente al espejo del camerino o con sangre y hematomas que brotan de su rostro cuando el oponente le propina esa agonía calurosa que precede al nocaut. O pintarrajearse con sangre, hematomas y maquillaje, todo junto, frente a un espejo colocado en la arena del circo: que los golpes que preceden al nocaut sean propinados por el payaso mismo, que el maquillaje que precede a la risa sea infligido por el púgil. Payaso y púgil son el mismo cuerpo y  se han unido en ese circo que también es ring: escenario de un combate que el boxeador libra contra el payaso. Escenario de un combate que un solo cuerpo libra consigo mismo; golpeándose, maquillándose. Todos los días, el payaso Tyson hace dos funciones: Una vespertina y otra nocturna. El público panameño, en lugar de aplaudir, se queda en silencio y alguno que otro tose mientras dos enanos camilleros recogen Tyson, que queda tirado en la arena orinada por el elefante viejo.  

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