martes, 6 de septiembre de 2011

EN BUSCA DEL SUEÑO PERDIDO

-ANO. Luang Prabang. Allá se van las tres, siguiendo el curso del Mekong hasta que lleguen a  Phnom Penh y traten de materializar, de nuevo,  ese sueño de los Jemeres rojos que alguna vez convirtieron a  Camboya en Kampuchea democrática. Volverán ellas tres, que responden a los nombres masculinos de Pol Pot I, Pol Pot II y Pol Pot III; intentarán desterrar a la población de la capital de Camboya, obligarán a todos los habitantes a marcharse a bastas tierras a cultivar y que así surja una nueva nostalgia que haga del rugido de la ciudad un murmullo del Edén, un Edén sobrepoblado y lleno de máquinas que se pudrirán ante la ausencia de una mano humana que las active. Bajan las tres siguiendo el curso del río y desaparecen en el horizonte como tantos recogedores de hojas de coca que se van a la selva, como los buscadores de coltan en África o la frontera de Colombia con Brasil, como aquellos que se difuminan entre las noches estrelladas en la cima de una montaña donde esperan a que llegue una aeronave que les diga, con su presencia, que el fin de la soledad ha terminado.

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