miércoles, 14 de septiembre de 2011

ESTA NOCHE, LA LIBERTAD

ANO-Parque Sepilok. Pronto llegará el fin del cautiverio de Natasha, la orangutana que fue confiscada a un circo de México hace dos meses. Durante sus ocho años de vida, estuvo enjaulada, trasegando por el desierto de Sonora. Entre los barrotes de su celda testificó la muerte de cientos inmigrantes ilegales que caían sobre las aguas del Río Bravo; entre los fallecidos estuvo el payaso Mikey, el único humano que entabló una relación estrecha con la primate. Desde entonces, el cautiverio se hizo tan insoportable que los gritos del animal pusieron en alerta a los defensores de animales. La enviaron a  Borneo para su rehabilitación y los encargados de su cuidado en el parque Sepilok la presentaron a los demás orangutanes. Natasha comenzó a aullar como en su antigua prisión, a golpear a los demás primates y a dejar de comer gradualmente. Después de arduos exámenes se concluyó que el animal es dependiente a la cocaína que le suministraban los dueños del circo para que rindiera más en sus números. En Borneo es muy costosa esta sustancia. Antes de que siga padeciendo por la abstinencia, se ha decidido suicidarla. Esta noche será la libertad, el regreso a los brazos del payaso Mikey.  

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