lunes, 24 de octubre de 2011

ESTERA PEDRAZA, Q.E.P.D

Estera leyendo un libro alienígena
-ANO. Bogotá.  Nació, creció, se reprodujo y murió. En el entretanto escribió “Los anillos de Plutón”, texto que sugiere la naturaleza extraterrestre de los pensamientos; “vienen de lejanas galaxias e infectan cualquier ser animado o inanimado del planeta”, dijo Estera en los últimos días que su alzheimer le dejó emitir sentencias dadas por esos viajeros inmateriales del cosmos. Murió en su trono verde, mirando algo inexpugnable y velado por las cataratas que regurgitaban sus ojos. Se asió a los brazos de su sitial y ambos salieron por la ventana, rompiendo el cristal que sonó como cientos de campanas tocadas por heladeros en un domingo de verano. Estera es un pensamiento extraterrestre que se adueña de mí y escribe: Me morí por un instante. Estera y yo nos vemos en la carencia de nombres y rostros que habita la eternidad; allí, al no existir el tiempo, todos estamos muertos, sin un antes ni un después que decreten nuestra fatalidad. Entre la salida del cuerpo que parasité cuando fui feto y la tumba que habitaré, escribí la necrológica de Estera Pedraza.

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