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| Sin sueños y con un hoyo negro al frente |
-ANO. Belgrado. Te fuiste el mismo día que naciste. Como los pájaros que moran en sus nidos durante un eclipse total de sol, te encerraste en tu cuarto esperando la caída de algún cometa. El astro jamás ha llegado a buen puerto: Rozó la piel de este planeta Tierra que tanto desprecias, y siguió su marcha rumbo al infinito. Algunos astrónomos saben que en algun momento, uno de esos carros de fuego colisionará e incendiará a todo lo viviente que encierra esta cápsula que se pudre entre hierbas. Ese día, tú volarás. Entretanto, te aferras al control de mandos del videojuego donde aeronaves te llevan a tu planeta, a ese que late en las entrañas de un hoyo negro y te instiga a quitarte los ojos y morderte las uñas hasta que tus manos sangren y te chupes los dedos como si estuvieran embadurnados de kétchup. Pero tus ojos siguen, en tus uñas no hay hemorragias y la Tierra persiste.
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